Ataque frontal

frontal

Reflexiones sobre literatura infantil

1. REFLEXIONES INICIALES

I. LA PREOCUPACIÓN. Nadie ni nada es una isla, y más aun en las actuales circunstancias donde el globo terráqueo se ha convertido en una verdadera aldea global, donde las distancias cada vez se acortan, donde los pueblos remotos se vuelven más cercanos a nosotros, como nosotros a ellos. Y en esta aldea global se suscitan cambios con velocidad inusitada, donde los modos de pensar, de vivir, de hablar, sufren impactos desquiciantes, aturdidores. Ideologías mueren, otras nacen, varias resucitan con nuevos nombres y ropajes deslumbrantes. Es la aldea global, de la que nuestro país, nuestra región, nuestra localidad, nuestro caserío, no están desligados. De ahí que acude a mi conciencia algunas preocupaciones que se derivan de la exposición a la que se encuentran las mentes infantiles por este mundo cada más despersonalizado y totalizante.

2. UNA REALIDAD CONTRASTANTE. Tiene de herencia, la actual generación, una realidad que se sitúa entre los abismos de la opulencia y de la miseria, en la que la promiscuidad la lleva a un desbarrancamiento de confusión y desesperanza. No se sabe, en muchísimos casos, qué ruta tomar para conseguir el bienestar integral, tan anhelado, y borrar esta frontera inicua, injusta, burlesca, de quienes están ahítos hasta el derroche sin sentido, y quienes apenas ven una taza de té en su mesa, y a veces ni siquiera tal cosa. Ésta es la cruda realidad heredada, por lo que no falta quienes quieran cocinarla a fuego lento, y otros –no pocos- con la violencia del rayo. Es la desesperación que quiere expresarse con sus métodos trágicos. Ante este referente: ¿Qué pensará el niño rico? ¿Cómo lo hará el niño pobre? ¿Y el niño niño?

 

3. UN EJEMPLO “POLÍTICO”. Los políticos que acceden a puestos de gobierno, lo hacen con la promesa de trabajar por ese bienestar integral, y sólo dejan, después de su elección, un vacío en el estómago que impulsa a maldecir, o a pensar en actos terribles. La conducta de tales personajes linda con la mitomanía y la pose de cliché del futre de aldea que diz está haciendo patria hablando paparruchas y escamoteando las horas que debe trabajar. Simple parlanchín que supo engatusar a diestro y siniestro al llamado pueblo supremo dador de poder-; pueblo que jamás pierde la fe de que exista la verdad, la honestidad, la justicia, la libertad. Pueblo de gente sencilla, laboriosa, que quiere para sí, para su familia y su comunidad aquello que aprehende de manera confusa y que suelen llamar: “desarrollo”… Y todo esto está frente a nosotros. El político venal y aprovechador es “pan quemado” de todos los días. Se le observa, se le siente, pero no se lo pasa. ¿Cuál es el hacer y pensar del niño ante esta clase de conducta permanente en nuestra vida cotidiana?

 

4. CIERTA TENDENCIA MEDIÁTICA. Nadie ignora el poder de persuasión de los medios de comunicación masiva. La gente da valor de veracidad a lo que aparezca en la TV, en un periódico, lo que escucha en alguna radio, y más aun si es de alcance nacional. Por eso, algunos interesados, los llaman “el cuarto poder”: peligroso poder si cae en manos de mafiosos, porque controlarían las conciencias y las modelarían de acuerdo a sus conveniencias y sabe Dios qué oscuros intereses de grupo. Me pregunto ¿Qué recibe el niño de los medios de comunicación masiva? ¿La televisión lo está formando en un ser irreflexivo y explosivo? ¿Son los periódicos con sus noticias de sexo, violencia y delincuencia sus mentores? ¿Las radios con sus noticiarios parametrados y sus entrevistas orientadas enrumban a la niñez hacia una valoración justa de los sucesos? ¿O simplemente los MCM juegan un rol de celestina para que el común de las gentes se hunda más en esta vorágine de marasmo irrefragable? ¿Y el niño qué?

 

5. LA BIBLIOTECA DE BABEL. La globalización ha puesto al alcance de quien sea la información más inverosímil. La biblioteca más fabulosa de la modernidad está abierta para quien simplemente apriete una tecla. Pareciera que vamos a ser devorados por la pantalla que no sólo nos entrega información de valor, sino también basura en cantidades siniestras. ¿Qué mente puede resistir y discriminar tal embate de esta comunicación masiva que no admite límites? Tal vez una que esté precisa y felizmente adaptada para ello. Pregunto: ¿La mente de los niños lo está? La mente púber, la adolescente –por su propia búsqueda de definiciones vitales y sensitivas, ¿lo está? Tanto el erotismo sublimizado como la pornografía más brutal son puertas que se abren para quien desee abrirlas, sin más impedimento que su propio criterio. La mente niña, la mente joven ¿no responderá en el futuro con inconcebibles conductas, si en el presente ya ofrecen escenas deplorables o trágicas?

 

5 ¿Y LOS NIÑOS?

En el hogar, en el campo, en la fábrica, en el taller, en los mercados, en las ferias, en las calles, en cualquier lugar que se labora, hallamos niños. Y cada quien con sus realidades a cuestas, incluso aquellos “niños” de 18 años o más que son “niñitos” de papá o de mamá, porque todo lo tuvieron, todo lo tienen. Pero también existen, son los más, muchos más, los que desde temprana edad ya deben comportarse como hombrecitos. Van a la chacra a traer la “faina”, a pastear las ovejas, las vaquitas, a enredarse con la ortiga y la cuchuna; van también a la feria ilusionados para trasladar en su carretilla bultos y canastas, ayudan a sus papás en sus negocios de venta de caramelos, de verduras, de baratijas. Niños que lustran zapatos, niños que venden periódicos, niños que venden gaseosas, chicles, chismosas; niños –fatalmente- que venden su futuro de hombres, niños que mueren cada día al atardecer para resucitar, no como Cristo, e irse al cielo, sino para ir nuevamente al infierno de la vida diaria donde el hambre atosiga, hiere, enferma y mata. ¿Qué hacer, hermanos hombres?, se preguntaba, César Vallejo. Sí, ¿qué hacer? Ahora que queremos hablar de Literatura Infantil: ¿qué hacer? o ¿cómo hacer?

 

6. ¿LA PALABRA O EL EJEMPLO?

Se afirma con la convicción que no admite duda que hemos perdido los valores. ¿Cómo no perderlos si quienes deben dar las orientaciones de honestidad se convierten en delincuentes, e incluso, manifiestan con desparpajo y cinismo sus actos, además de explayarse en dar consejos de honradez y virtud? No se da sólo en la acción el delito, sino también en la palabra. Si fuera algo positivo lo hecho y lo expresado, es decir, la virtud en la teoría junto con la práctica tiende a ser una semilla que tendrá mayor potencialidad en su desarrollo, porque ha de encontrar una mejor tierra y excelente humedad para calar hondamente en la conducta de quien observa o de quien recibe la influencia de tal circunstancia.

Está claro que el niño es imitativo. Su mente en proceso de aprehensión y desarrollo, es más objetivo, concreto. Las abstracciones o teorías necesitan un mayor tiempo para aprehenderse, no así lo que se ve realmente. En este sentido, el ejemplo juega papel importante en el desarrollo de la mentalidad y la actitud del niño. ¿Qué se puede esperar de la conducta de los niños, si su mentor le habla que es malo botar los papeles al suelo, y luego observa que el mentor bota en el patio el papel del paquete de galletas que está comiendo? ¿Qué puede hacer el niño si se le dice que no hable cuando está comiendo, si ve a su maestro masticando algo y hablando al mismo tiempo? ¿Qué puede pensar y cómo puede actuar un alumno que consume bebidas alcohólicas junto a su maestro? ¿O si observa que el maestro embriagado se desparrama lamentablemente en actos sin sentido?

¿Por qué se pierde la noción de los valores, y en especial, de su aplicación en la vida diaria? Una cosa se dice o se lee, pero lo que se hace es totalmente lo contrario. Lo que el niño ve es lo que le impacta en su conciencia y lo que queda; es lo que penetra a su subconsciente para permanecer allí oculto y disparar el gatillo cuando menos se piense y como no quien no quiere la cosa. Se ejecuta o se tiene una conducta de no-valores y el actor cree que está actuando con todo el derecho que merece o como si fuera nada raro. El ejemplo ha quedado grabado en su conciencia como un modelo, y de acuerdo a ese modelo actúa, y porque dicho ha modelo ha adquirido fuerza de canon al entrar en contradicción con lo que le han dicho y con lo que han hecho en un momento clave de su desarrollo. Prefiere la conciencia lo más fácil. Por esa razón, el ejemplo es fundamental para la realidad de los valores y de las virtudes; y mejor si aquél tiene como compañera de ruta a la palabra; o viceversa.

 

7. ¿ATAQUE FRONTAL?

No tratamos más. Sí, nada más por lo pronto; pero queda claro el ataque frontal que recibe el niño a través de variadas formas y de diversos elementos. Este ataque frontal, no tuviera importancia si se circunscribiera a una etapa del desarrollo humano, y si no tuviera efecto inmediato y no dejara secuelas. ¡Bueno fuera! Sin embargo, este ataque frontal está corroyendo los cimientos mismos de la sociedad. Daña al niño y marca su conducta y su valoración futuras. La ideología que reciba tanto como la ejemplificación que observe es la fuente que alimentará desde su subconsciente, o acaso desde el inconsciente, su quehacer como adulto.

La sociedad existe porque existen los seres humanos en convivencia, y la convivencia implica vivir en paz, sin que por ello no deje de existir el conflicto o contradicción natural de toda relación; pero cuando se exacerba el conflicto por el conflicto, la violencia por la violencia; cuando el desorden y la malacrianza son los dioses de la familia; cuando debajo de la realidad pululan sinuosas las sierpes del fango de la codicia y de la estafa, la comunidad recibe el impacto de esta actuación maligna y la contamina. Y, de igual manera, la sociedad, plagada de vicios y desmanes, influye en la célula familiar con las consecuencias fatales de disolución social y espiritual.

El ataque frontal de lo negativo está a la orden del día. Está presente en la mesa, en la calle, en el trabajo, en la plaza. Si damos un paso, el ataque frontal está allí, y golpea a mansalva sin previo aviso… Y me pregunto, pensando en los pequeños: ¿Es función de la Literatura Infantil contribuir a superar este mare mágnum que amenaza y cerca al niño? ¡Claro que sí, alguien podría exclamar!…Entonces…, cierro esta nota, con la interrogante inicial: ¿Cuál es la función de la Literatura Infantil? ¿Cómo hacerlo? ¿Cómo…? Y algo muy importante ¿Quién?

 

II. UNA VISIÓN GENERAL SOBRE LA LITERATURA

2.1 A GRANDES RASGOS

En algún momento de la historia consideraban a los niños “hombres pequeñitos”. Y tal vez ni consideraban que podían existir niños, sino sólo hijos, quienes debían cumplir diversas actividades en el hogar, en la propiedad, en la fábrica. Eran brazos que ayudaban a las tareas del hogar. Y de la prole, en algunos pueblos, preferían los varoncitos, como en cierto pueblo asiático, donde las mujercitas eran ahorcadas. En la mítica sociedad de las Amazonas, el varoncito –suponemos- estaba condenado a ser esclavo o a ser muerto. Las culturas en el transcurso del tiempo han tenido diferentes pareceres y concepciones del niño. Y son precisamente, estas concepciones, producto de concepciones más generales, más incluyentes, que delineaban u orientaban la educación de los menores, de estos pequeños hombrecitos que eran parte de la sociedad, de la vida económica y hasta militar de la comunidad. El niño no existía; lo que existía eran los hijos braceros, guerreros. Me pregunto ¿existiría literatura infantil?, aunque sí existirían enseñanzas para que sean útiles en el campo sea agrícola, sea el de batalla; o tal vez sea en el campo del sojuzgamiento por pertenecer a la clase del dominio. Demos una visión somera sobre la literatura.

1. Las civilizaciones de Oriente nos han dejado portentosas obras: De Mesopotamia, tenemos la leyenda de Gilgamech y Enkidu; de la India, las epopeyas de El Ramayana, El Mahabarata, relatos míticos e históricos; del pueblo judío, el llamado Antiguo Testamento, más conocido universalmente con el nombre de La Biblia, cuyos relatos de la creación, de Moisés, de David y Goliat, de Sansón, entre otros; también del pueblo judío surgió el Cristianismo, que nos legara el llamado Nuevo Testamento que contiene la tan divulgada vida de Jesús, el Hijo del Hombre, y sus milagros y su sacrificio. De la cultura árabe, nos legaron Las mil y una noches. Todas ellas con una finalidad religiosa o política, no para que la lean los niños. En el caso de La Biblia, el mito del Génesis nos presenta dos creaciones, una de ellas nos presenta a una Eva como parte del hombre, hecha de una de sus costillas; de esta manera el mito consolidaba la supremacía del varón sobre la mujer. Este mito es el reflejo del dominio del patriarcado de los nómades que estaba en su apogeo. En el caso de Las mil y una noches, tenemos que estos relatos fueron elaborados para la distracción de los adultos y para sus enseñanzas en los escarceos y lides eróticas. Modernamente, fueron adaptadas para que sean leídas por los niños.

Las sociedades orientales tuvieron como característica común ser gobernadas por reyes absolutos, autócratas, cuyo poder provenía de la Divinidad y no podía ser discutida por simples mortales. Su literatura estaba orientada para cimentar tales realidades absolutistas, sin que significara que se dejara de lado el aspecto moral y religioso, cuyas normas también se dirigían para tal fin, y la trasgresión de las mismas podía ser causa de terribles castigos o en ésta o en la otra vida.

 

2. La civilización griega nos legó también obras monumentales; las epopeyas La Ilíada y La Odisea, entre las obras clásicas de la literatura épica. Aquéllas resaltaban la preeminencia de los dioses del Olimpo y la heroicidad y parentesco de los reyes y príncipes de la época con la divinidad. No era literatura infantil. Era una literatura para afianzar el gobierno de los poderosos. Esparta, la ciudad-estado, se caracterizaba por la educación militar que daba a los efebos, a los jóvenes: la concepción que tenían de la sociedad, era la de ser elitista y excluyente, pero con principios de valor, estoicismo y lealtad a toda prueba hacia la ciudad-estado, en este caso de Esparta, una sociedad esclavista. Los niños tenían que aprender el arte de la guerra. Los esclavos debían realizar las otras tareas impropias de un guerrero espartano. El trabajo y los días que enseñaba cómo debía ser el comportamiento y también la Teodicea sobre la existencia de los dioses; todas con el fin de contribuir al respeto de la religión y de las buenas costumbres.

El pueblo griego también nos dejó más obras geniales, como las tragedias de Esquilo, Eurípides y Sófocles; las comedias de Aristófanes; los poemas de Píndaro, de la exquisita Safo, del divertido Anacreonte, y de muchos más. Pero no existía literatura infantil. Los hijos de los reyes, de los nobles, eran educados para gobernar. Ejemplo clásico, lo tenemos en la educación del hijo de Filipo II de Macedonia: Alejandro Magno, cuyo maestro fue el filósofo Aristóteles, quien dominaba todo el saber de la época, y cuyo pensamiento aún está vivo en el mundo actual. Es inolvidable también el autor de fábulas: Esopo, con enseñanzas para que se evite ciertas costumbres o hábitos incorrectos.

 

3. Roma nos entregó La Eneida de Virgilio, compuesta para agradar al emperador Augusto, al emparentarlo con Eneas, el héroe troyano, hijo de la diosa Afrodita –la Venus romana- y de Anquises, que saliera en busca de otra patria al ser destruida Ilión por los aqueos, mediante la argucia del Caballo de Troya. También nos dio las comedias El soldado fanfarrón de Plauto, El eunuco de Terencio, las Fábulas de Fedro. Como puede deducirse, obras con carácter moral, en especial estas últimas. ¿Era literatura infantil?

Estas civilizaciones se asentaban en el esclavismo, y la educación impartida tenía que ser necesariamente para sostener, proteger y reproducir tal sistema. La literatura tenía que cumplir ese fin consciente o inconscientemente. Era una sociedad de amos y esclavos. Pero, Roma, un pueblo, práctico y organizador por antonomasia, nos legó la experiencia de las diferentes formas de organización política, desde la monarquía hasta la república. Y cuando, ya estaba en decadencia, la literatura comenzó a reflejar dicho estado de cosas. Tal es el caso de Satiricón, de Petronio, El asno de oro de Apuleyo y Las sátiras de Juvenal. La civilización de la esclavitud estaba en sus últimos estertores. Un nuevo mundo estaba a la vista. El cristianismo había intensificado su labor de socavamiento y las naciones llamadas bárbaras fueron rebasando sus límites y se fueron trasladando de manera incansable por los territorios del poderoso Imperio Romano de Occidente, y dieron paso a lo que la Historia conoce como el Medioevo.

 

4. En la Edad Media los conventos se convierten en el repositorio de la cultura grecolatina. Allí se copian los libros que son distribuidos a otras bibliotecas cristianas, donde son guardados celosamente por los religiosos conventuales. La civilización romana deriva a una de señores feudales y de siervos, con una fuerte presencia del poder temporal y espiritual de la religión cristiana: el Papa se convierte en el árbitro de las costumbres de la sociedad feudal y del poder político de los nacientes estados. En la alta Edad Media, la literatura popular comienza a definir las nacionalidades. Los Cantares de Gesta dan los contornos y contenidos de las nuevas comunidades nacidas de la unión de la civilización latina con los pueblos del Norte. Así aparecen Los nibelungos (del pueblo germano), La canción de Rolando (del pueblo francés), Las sagas del Rey Arturo y los Caballeros de la Mesa Redonda (del pueblo celta e inglés), El cantar de mío Cid (del pueblo español), entre otros. Expresiones de la literatura poética popular para recordar y resaltar la heroicidad de las nuevas naciones y su gestación como tales. No fueron creadas como literatura infantil.

En este momento de la historia, se crea una de las obras cumbres del pensamiento humano: La Divina Comedia, de Dante Alighieri, cuyas páginas tienen clara intención política, al colocar en el Infierno y condenados a diferentes suplicios a muchos de sus contemporáneos, así como para dar una visión poética y concreta a la vez de Dios y del Cielo; siendo el Infierno el que más nos impresiona; pues no podía ser de otra manera, ya que el modelo fue la sociedad en la que vivió. Luego, en la época, llamada del Renacimiento, porque se acude a las fuentes de la Cultura Grecolatina, aparecen los cuentos de El Decamerón de Juan Bocaccio (Italia) y Los cuentos de Canterbury de Geoffrey Chaucer (Inglaterra), para entretenimiento de adultos por los escarceos eróticos que nos presentan. Fue una etapa donde el ser humano fue adquiriendo importancia como centro de las preocupaciones de los filósofos, pensadores y literatos. ¿Las obras mencionadas eran literatura infantil? El menor de edad tenía que aprender las labores de siervo, de villano, de un ser aprisionado en un marco de religión y “lealtad” feudal.

 

5. El Renacimiento trae una renovación de la sociedad feudal. Pero el esclavo no desaparece. El siervo va dando paso a un nuevo tipo de servidumbre, el señor feudal da paso al burgués. La sociedad feudal está en transición hacia una nueva sociedad: La sociedad moderna. En el Renacimiento las relaciones comerciales y bélicas con el Oriente se intensifican. Las Cruzadas renuevan las costumbres y las necesidades. La Iglesia Católica, después de tener un indiscutible poder espiritual y temporal, es sacudida por las corrientes heréticas que cada vez son más audaces y más fuertes. Surgen Lutero, Calvino, entre otros. El protestantismo adquiere carta de ciudadanía, y el poder papal termina su reinado omnímodo, absoluto. Enrique VIII, de Inglaterra, funda la Iglesia Anglicana, y se erige como Cabeza de la Iglesia en Inglaterra. La Iglesia, en el Concilio de Trento, se defiende y establece El Índex, el Tribunal de la Inquisición retoma nuevos bríos y la Compañía de Jesús de Íñigo Óñez de Loyola o San Ignacio de Loyola, para contrarrestar la actividad de los protestantes que se desataba incontenible.

El Renacimiento es prolífico y genial en literatura: William Shakespeare con sus tragedias Hamlet, Macbeth, Otelo, entre otras; Erasmo de Rotterdam con El elogio de la locura, Rabelais con Gargantúa y Pantagruel, y muchos más. En España, el Renacimiento dio una pléyade de escritores y poetas; una época a la que se llamó La Edad de Oro de la Literatura Española: Garcilaso de la Vega, San Juan de la Cruz, Fray Luis de León, Santa Teresa de Jesús, Lope de Vega, el príncipe de los ingenios: Miguel de Cervantes Saavedra con su universal obra: El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha, Francisco de Quevedo y Villegas, y muchos más ingenios. La literatura era exultante del espíritu renacentista, y no falto de crítica como El lazarillo de Tormes, sobre las peripecias de un niño que no tenía más que su cuerpo y sus apetencias para lidiar con la vida; pero era indefectiblemente una literatura para adultos.

Este espíritu llegó a las nuevas tierras descubiertas por Cristóbal Colón, en 1492, a las que los castellanos llamaron Indias Occidentales, y así llegaron a tierras del Tahuantinsuyo, trayendo un nuevo dios, un nuevo rey, una nueva lengua, un nuevo animal: el caballo, nuevas armas; las de fuego, y costumbres desconocidas y alimentos raros para los habitantes de estas regiones. Era el Renacimiento que significó la destrucción de nuestra cultura autóctona; pero también la fusión de sus mitos y creencias con los que encontraron. Una fusión, que en la historia nos muestra muchas veces cruel, dolorosa, para la gente nativa; dura fragua en la que se fue (y va) forjando el alma de la nueva nación: la peruana, forja que para algunos pensadores, aún está en ciernes.

 

6. La evolución de los pueblos no se detiene. La nueva sociedad va emergiendo. Los burgueses van adquiriendo mayor poder en el contexto de las naciones. Los reyes se vuelven absolutos: detentan poder por sobre todas las cosas. El enfrentamiento entre ambas fuerzas se tiene que dar tarde o temprano. Las masas desposeídas son agitadas. Los filósofos expresan nuevas ideas. La literatura va dando sus productos en ese sentido. La nueva clase social va ganando terreno y sucede la revolución en Inglaterra, en la que los súbditos sentencian a muerte y ejecutan al rey Carlos I, un 30 de enero de 1649, y se establece la República, que luego de muchas peripecias, se transforma en monarquía constitucional. Otra revolución sucede, después en el siglo XVIII: Francia es estremecida por la Marsellesa toma de la Bastilla. La vorágine de la revolución para implantar la República se va extendiendo por Europa. Resuenan los nombres de Juan Jacobo Rousseau, quien escribe Emilio o La Educación y El contrato social; Montesquieu, El espíritu de las leyes y Las cartas persas; Diderot, D’Alembert y otros La Enciclopedia. Daniel Defoe escribe Robinson Crusoe, donde exalta el espíritu individual; Jonathan Swift con Los viajes de Gulliver, sátira cruel contra la corte inglesa. El neoclasicismo de esta manera fue preparando el terreno para el nuevo espíritu, para la nueva sociedad individualista por excelencia. En el norte se avizora la fiesta del yo íntimo, de la naturaleza, de la rebeldía pura: El Romanticismo. Y en lo escrito no había literatura infantil.

La revolución es llevada por las armas francesas de Napoleón Bonaparte a todo el mundo europeo. La igualdad, la fraternidad, la libertad, son las divisas de la República. Pero, en el Nuevo Mundo, las colonias inglesas ya habían obtenido su independencia. Y las nuevas ideas y efervescencias republicanas llegan a América. América es, pues, sacudida por los movimientos independentistas. Mucha literatura popular surge en esta lucha sin cuartel. El Perú no acepta ciegamente el dominio español. La lucha fue permanente. Hasta que llegó el momento de la liberación; primero con una declaración de independencia, luego con la victorias de Junín y Ayacucho, donde confluyeron los ejércitos de toda América.

 

7. En los inicios de nuestra República, la educación trata de encontrar nuevos derroteros. Pero, en lo que se refiere a la literatura, tenemos las obras escritas en época anteriores por el Inca Garcilaso de la Vega, prosas y poesías de escritores de la Colonia. La literatura de la Independencia es popular y clásica: Los yaravíes de Melgar y el Canto a Bolívar de Olmedo. Literatura infantil no existe. El pueblo, la base de la nación, guarda en la tradición oral los relatos de sus ancestros, acaso mezclados ya con los relatos fantásticos de los castellanos invasores. Una literatura infantil que recorre de boca en boca, que en pequeños segmentos ha llegado hasta nuestros días. El relato popular y los mitos recogidos por los cronistas españoles, indios y viajeros. Literatura de atracción infantil elaborada por el pueblo anónimo para el pueblo mismo.

Las Tradiciones peruanas que escribe don Ricardo Palma son producto de su acuciosidad en la revisión de los expedientes empolvados de la Colonia que, seguramente, estuvieron en la Biblioteca Nacional. No son expresión anónima, aunque tal vez alguna que otra tradición haya sido recogida de los labios anónimos del pueblo.

 

En esta somera revisión de la literatura universal y nacional no hallamos expresamente literatura infantil. La literatura que en la actualidad se considera para niños, en su origen ha sido escrita para adultos, e incluso como retrato o para satirizar las costumbres de la época, como el Lazarillo…, El Decamerón, Los viajes de Gulliver. Más bien, los relatos populares, aquellos que se trasladan de una persona a otra de manera oral, aquellos que son relatados por los padres a los hijos alrededor del calor del fogón, podríamos considerarlos como literatura infantil, porque además de servir de entretenimiento, llevaban enseñanzas para la educación de los menores.

 

2.2 LA LITERATURA INFANTIL

Como dijimos anteriormente, el niño fue siendo reconocido tardíamente en nuestra civilización. Demos una visión rápida de cómo la literatura fue recogiendo del acervo popular y cómo fue creando relatos dirigidos para ellos. Tenemos los relatos de El Conde Lucano o Libro de Petronio que contiene refrescantes narraciones morales; los Cuentos del pasado o los cuentos de mamá Oca de Charles Perrault que nos trajo para nuestra imaginación y deleite a personajes como el Gato con botas, a Cenicienta, a Caperucita Roja, recogidos de la tradición del pueblo; libros de fábulas como las de Juan de la Fontaine (siglo XVII), de Tomás Iriarte y Félix María Samaniego (siglo XVIII), también Madame Leprince de Beaumont escribe en 1757 El almacén de los niños donde hallamos el inolvidable cuento “La bella y la bestia”.En el siglo XIX los hermanos Jacob y Wilhelm Grimm que escriben Cuentos para la infancia y el hogar, en los que nos trae a Pulgarcito, Blancanieves, Barba Azul; a Hans Christian Andersen con Cuentos para niños donde hallamos a nuestros conocidos Patito feo, El soldadito de plano, la Sirenita, la vendedora de fósforos. También en este siglo tenemos a Lewis Carroll escribe Alicia en el país de las maravillas (1865); el conocidísimo relato La isla del tesoro de Roberto Louis Stevenson en 1883, aunque también escribió Narraciones maravillosas y El diablo de la botella y otros cuentos; asimismo, Rudyard Kipling escribió El libro de la selva (1894), no nos olvidamos de las aventuras maravillosas que relatara el formidable Julio Verne: El viaje de la Tierra a la Luna; El viaje al centro de la Tierra; Ochenta millas de viaje submarino, y muchas más; en EE.UU., a fines del siglo XIX escribe Las aventuras del Tom Sawyer (1876); en Inglaterra, Oscar Wilde nos entrega cuentos maravillosos como El gigante egoísta, El ruiseñor y la rosa, El príncipe feliz, entre otros. El famoso Pinocho aparece en 1883 gracias a la pluma de Carlos Collodi seudónimo de Carlos Lorenzine, periodista italiano. En los inicios del siglo XX aparece el inolvidable Peter Pan (1904) del inglés James M. Barrie, y sin lugar a dudas no nos olvidamos de El Principito (1943) del francés Antoine de Saint-Exupery. Es decir, desde el siglo XIX que se descubre al niño, no ya como un hombre pequeñito, sino como un ser con sus realidades e inclinaciones diferentes al adulto, la literatura también fue dando un giro; sin que ello signifique la literatura de costumbres, policíaca o de otra índole no se haya utilizado o involucrado a la niñez, sea en fragmentos o en adaptaciones.

En el Perú tenemos una riquísima tradición popular que viene desde más lejos de la venida de los europeos a nuestro continente. Es posible que algunas tradiciones propias se hayan mezclado con las venidas, como podría ser el caso del mito de las sirenas, de los condenados, de los animales que hablan, por ejemplo. Pero, aparte de esta rica veta de relatos del pueblo para enseñanza de los menores, tenemos excelentes narradores que han escrito para niños o sus relatos involucran niños o son leídos por niños. En esta pléyade tenemos a don Ricardo Palma con sus famosísimas Tradiciones Peruanas, y las de mas grata recordación de nuestra niñez son El alacrán de Fray Gómez, El cañoncito de don Ramón Castilla, El padre Pata, A tres dobles y un repique, Con días y ollas venceremos y cuántas más; Cuentos malévolos de Clemente Palma; Paco Yunque de César Vallejo; el libro de cuentos Agua de José María Arguedas; los relatos de Julio Ramón Ribeyro agrupados en La palabra del mundo y su cuento antológico Los gallinazos sin plumas, que es la lucha despiadada de dos niños ante la voracidad del insaciable vientre de la bestia; sin olvidarnos de algunos relatos conflictivos de lo urbano de Mario Vargas Llosa y de los cuentos teñidos de humor o añoranza de Eduardo Brice Echenique, entre muchísimos más que forman el parnaso cuentístico nacional.

El panorama del cuento infantil en el ámbito latinoamericano también es profuso. Sólo para mencionar algunos: El argentino Esteban Echevarría con El matadero; Alejo Carpentier con Guerra del tiempo; Rubén Darío con Azul; Cuentos de la selva y Cuentos de amor, locura y muerte de Horacio Quiroga; Leyendas de Guatemala de Miguel Ángel Asturias; Ficciones, El Aleph de José Luis Borges; El llano en llamas del mexicano Juan Rulfo; Bestiario, Las armas secretas del argentino Julio Cortázar, y muchos más.

En los últimos años, la literatura para la niñez y la juventud está mereciendo especial atención, y seguiremos viendo aparecer muchas más creaciones, y mejor aún, ahora que se cuenta con el apoyo de una tecnología sumamente avanzada.

 

III. HABLEMOS DE LITERATURA INFANTIL

3.1. INTRODUCCIÓN

Cuando decimos “Literatura infantil”, podemos estar pensando en una literatura que leen los infantes, digo mejor, los niños. ¿Cuentos? ¿Leyendas? ¿Mitos? ¿Relatos fantásticos? ¿Relatos de sucesos cotidianos? Pero no que sólo leen, sino que son dichos o contados de manera especial para los niños. Además, relatos que son gustados por ellos. Pero también, podría ser, literatura creada por ellos. Habría varios puntos de vista para conceptuar esta frase.

 

3.2. PUNTOS DE VISTA

¿Cuáles podrían ser estos puntos de vista? Veamos:

a) Desde el autor

1. Literatura escrita por adultos para adultos, es decir, sin la exclusiva finalidad de que sea leída por los infantes, pero que resulta adecuada para niños, y que es gratamente leída por éstos ([Tradiciones peruanas, de Ricardo Palma; Aves sin nido, de Clorinda Matto de Turner; Las mil y una noches, anónimo; etc.).

2. Literatura escrita por adultos que se conoce como los “Cuentos de hadas” (“Blanca Nieves y los siete enanitos”, “Pinocho”, etc.)

3. Literatura escrita por adultos para los niños (“El bagrecico”, de Francisco Izquierdo Ríos).

4. Literatura escrita por los mismos niños para los niños, o simplemente escrita por ellos en talleres o en otros ámbitos y circunstancias.

5. Literatura de tradición oral americana y nacional (Recopilaciones de J.M. Arguedas).

 

Podemos decir que no existe Literatura Infantil escrita por los mismos niños. ¿Cómo lograr esta literatura? ¿Los adultos podemos captar y expresar los verdaderos intereses de los niños? ¿Debemos hacer literatura infantil para orientar su desarrollo espiritual integral? ¿Cómo llegar a este nivel de comprensión, cuando el niño nos pide “cuentos de terror”? ¿Cuál es la incidencia del relato de los adultos en sus lecturas? ¿Para qué debe servir la literatura infantil: para el entretenimiento, para la formación espiritual? Estas interrogantes deben incentivarnos a la reflexión y obrar en consecuencia.

 

b) Desde el contenido

Desde el punto de vista del contenido o de la historia, tendríamos:

1. Literatura extraída de textos históricos, sin modificación alguna que pueden ser aprehendidos por los niños.

2. Literatura de textos históricos adecuados en su lenguaje y estructura para ser leídos por los niños.

3. Literatura de ciencia-ficción para ser leído por niños.

4. Literatura de información científica presentada como relatos para ser leídos por niños.

5. Literatura fantástica (Una mesa que habla, un corrector que piensa, etc.)

 

c) Desde el significante o forma

1. Narración. En sus diferentes narradores y tiempos (Cuento)

2. Diálogo de dos o más interlocutores (Teatro)

3. Descripciones en sus diferentes formas (Biografía, semblanza)

4. Mixto o integral, literatura en la que intervienen todas las formas anteriores.

5. Relatos utilizando el verso, como por ejemplo la leyenda A buen juez, mejor testigo, del español José Zorrilla o Martín Fierro del argentino Arturo Hernández.

 

IV. POR EL VERICUETO DE LAS PALABRAS Y LA IMAGINACIÓN

4.1 El habla y el leer y escribir o ¿escribir y leer?

¿Aprendemos a vocalizar los sonidos mínimos de las palabras? En lo cotidiano vamos percibiendo los sonidos de la lengua que utilizan los mayores para hablar entre ellos. ¿Lo notamos? Capaz sí, capaz, digo mejor ¿los entendemos? No, no lo creemos. Pero algo de esas circunstancias va quedando como impronta en nuestra mente; por eso, algunos lingüistas afirman que tenemos en nuestro cerebro esquemas mentales sobre la estructura de los enunciados, por lo que podemos formar otros parecidos y también somos competentes para entenderlos. El aprendizaje de una lengua es espontáneo, se efectúa en el diario quehacer. El maestro o la maestra es el grupo social que nos rodea. Este proceso nos da pie para afirmar que el lenguaje que domine el niño o niña va a depender del dominio de la lengua que tengan los miembros del grupo que forma parte de la realidad del infante.

Mientras que el escribir no es un proceso espontáneo, sino guiado. Nadie sabe escribir porque la naturaleza así lo dispone o por imitación. Se precisa de un mentor. Y tal como yo sepa escribir, igual ha de escribir mi discípulo. En otras palabras, yo debo saber escribir ¡y bien! El infante capta quién le está enseñando y le guarda un concepto de seguridad que si otra persona le dice que está mal lo que ha escrito, el niño le dice “No, mi maestro ha escrito así”. Aquí se conjuga la necesidad del guía y la imitación, con la lealtad de enseñar bien.

Cuando comenzamos a escribir, vamos ensayándonos para leer. Al escribir identificamos el sonido con el signo gráfico, y vamos descubriendo un nuevo instrumento, una herramienta fabulosa: la escritura, que a su vez nos va a llevar al mundo inexplorado del texto escrito. En realidad un territorio inmenso, lleno de maravillas, de mares insólitos, de ríos, de bosques, de pueblos y pueblos, y de historias de millones y millones de días y de noches. Escribir es el paso ineludible de la civilización, de ser parte activa del proceso cultural de los nuevos tiempos. El universo que nos rodea exige la escritura; la imagen no conlleva la significación y profundidad del signo lingüístico. De ahí la importancia del escribir. Escribir y no leer, es tener vida y no comer, y en consecuencia: morir por inanición.

 

4.2 La imaginación, herramienta útil

¿Qué pasaría si sólo nuestra mente fuera capaz de ver lo que nos rodea y nada más? ¿Que el recuerdo no fuera más allá del recuerdo mismo? Sinceramente la locura nos invadiría terriblemente y desesperados nos hundiríamos en un pozo de muerte, desolación espiritual. Pero, gracias de Dios, tenemos imaginación. Con ella aliviamos alguna penilla, por decir lo menos; sin embargo, es clave, fundamental, en el avance de la civilización. La literatura ha dado muestras de ello. Antes de que exista en la realidad tal o cual invento, la imaginación ya lo plasmó en la escritura. La imaginación es el mejor guía de la creación y del progreso, del desarrollo. Los nuevos mundos primero surgieron en la imaginación. Cristóbal Colón se imaginó llegar a las Indias siguiendo una ruta al oeste, y un inmenso continente se unió al resto del mundo. La imaginación nos lanza hacia el universo, incluso nos eleva a Dios, y también nos baja el Infierno; nos da maravillosas alegrías y felicidades, como nos clava el dolor y la lágrima. La imaginación es lo ha dado forma al ser humano, y se le ha hecho su amiga inseparable. No la despreciemos, no la ahoguemos. Démosle alas, espacios, tiempos, vida; porque en esa medida tendremos alas, espacios, tiempos, vida.

El niño tiene imaginación y es una constante pregunta. Cultivemos la imaginación del niño, para que la siga conservando en toda su existencia. Mientras tanto que la imaginación nos sirva de ayuda, que nos sea útil para crear, formar, espíritus amplios, profundos, humanos. El ser humano es el que ser vivo que imagina, que al imaginar construye una nueva naturaleza. Aprovechemos la imaginación del niño con lo mejor que tengamos. Pensemos que el infante es imaginación pura. Es la interrogante que debemos dar respuesta, no nosotros, sino con la imaginación misma.

 

4.3 El juego de las palabras

Si comenzamos a ser humanos gracias a las palabras, y si de niños nos gusta el juego, ¿por qué no jugamos con las palabras? ¡Juguemos con las palabras! Que sean nuestras amiguitas, que nos entreguen todo lo que contienen; que entre unas y otras se rían, se cuenten sus historias, que sus sonidos se entrelacen, se mezclen y produzcan nuevos signos, nuevas palabras.

La palabra es una aventura. Un mundo inexplorado. Sólo le conocemos su parte externa, y mal. ¡Cuánto quisiera darnos!, pero nosotros la alejamos. Si vemos que tiene ciertos terrenos abruptos, colinas empinadas, nos alejamos de ella; cuando más bien debemos acercarnos para conversar con ella, descubrirla, y si muestra rebelde, dominarla, no con la fuerza de la violencia, sino con el ímpetu del conocimiento. Si una palabra se vuelve nuestra amiga, nos lleva a otras amigas más, y las hallaremos de todos los tipos y tamaños; de todas las razas y de todas las contexturas, hasta palabras malcriadas, que pondrán nuestra personalidad a prueba si somos capaces de ser doblegados por éstas que son impertinentes o desleales, o las detenemos en el lugar preciso para que no hagan daño.

De todo vamos a hallar en las palabras. Alguien dijo que tenía una lengua para hablar con sus enemigos, otra para hablar con sus amigos, otra para conversar con las mujeres, y una lengua para hablar con Dios; esa era la lengua castellana. Todas las lenguas tienen palabras, y éstas son alimento para el espíritu y son también el río caudaloso donde debe beber agua pura y renovada.

Que lidiar con el idioma oral y escrito desde niños sea, pues, un juego de palabras.

 

4.4 No le tengamos miedo a la ortografía

“Tal como escribes, eres”; nos dijo un maestro; y se puso a escribir cien veces esta oración en la pizarra; pero nosotros escribimos sólo una vez; y aún recordamos la anécdota.

Y otro maestro nos refirió que la ortografía insinuaba si la persona era o no culta. Nos decía: “Persona que lee, mejora su ortografía”. Luego terminaba diciendo: “Es la ortografía visual”. Claro, es un indicio. Quien lee, por la constante observación, la mente va guardando la forma de las palabras; y “algo” le dice que está escrito, cual se encuentra con una palabra ortográficamente mal escrita. No tiene conocimientos de las normas del buen escribir, sino que su memoria visual le dice que no es así, sino así.

Quien lee, además de la ortografía visual que pueda adquirir, va enriqueciendo su bagaje cultural. No sólo se queda en los límites de la práctica ortográfica, sino que recibe un caudal de conocimientos que subyacen en su mente para aflorar en la circunstancia apropiada para encauzar o dar la respuesta adecuada; además de fortalecer la autoestima, la memoria y la lógica de la razón. La lectura es propia para el sosiego y el análisis; para el estudio y la reflexión.

El leer nos hace comprender que la ortografía es su mejor aliado para descifrar el código lingüístico. En otras palabras, la ortografía es una amiga que espera ser nuestro mejor ayudante tanto al escribir como al leer.

 

4.5 Escribamos para comprender

Si escribimos, necesariamente tengo que tener idea de lo que voy a escribir. Para ello, necesito de palabras; y éstas debo conocerlas en su forma externa e interna.

Debemos escribir para comprender. Si es así, nos obliga a ordenar nuestros pensamientos, antes de volcarlos a la escritura. El papel en blanco es el reto que nos incita a escribir. Una idea que escribo me trae a otra que me pide ser escrita. Si para hablar, pensamos primero; con mayor razón, para escribir el acto de pensar se nos vuelve más riguroso. El habla es efímera; se va, y si hablé mal o pronuncié mal una palabra, puede pasar inadvertida; no así si escribimos mal; allí está presente el error, que nos pide a gritos que rectifiquemos. El amigo, el diccionario, está presto para ayudarnos. Antes de que él nos lo pida, acerquémonos a él para consultarle. Es un buen amigo.

Por esa razón, consideramos que para entender lo que se lee, primero debemos entrenarnos en escribir; porque, volvemos a insistir, la escritura nos va a obligar a ordenar nuestras ideas; y en el proceso de corrección, momento de suma necesidad e importancia, vamos a tomar conciencia mucho mejor del texto que hemos escrito, del orden de las ideas, de la estructura de las palabras, de sus asociaciones, e incluso, mejoraremos nuestro modo de hablar, ampliaremos nuestro léxico; es decir, nos vamos a sentir más fortalecidos al leer y escribir. El arte de escribir, necesariamente tiene que repercutir en la lectura y en su comprensión.

 

4.6 La realidad necesita de las palabras

Vemos a nuestro alrededor las cosas, los sucesos, los cambios, los fenómenos. Todo ello es percibido por los sentidos, sea por el olor, el sonido, el sabor, la superficie de las cosas, el color; también captamos la realidad por la intuición, y todo ello es transformado por nuestra mente en símbolos, en signos. Con ellos el proceso de razonamiento se puede dar. No conocemos la realidad por la imagen misma, es preciso que se transformen en palabras: Es decir, que cuánto más conozcamos de léxico, mejor nuestra aprehensión de la realidad; y en consecuencia, el enriquecimiento de nuestro ser será mucho mayor y mejor. L a calidad de nuestro conocimiento será más amplio, más profundo y más duradero; y nos prepara para otros saberes más complicados. Y al saber, la praxis o realización de las ideas será más eficaz, más fructífera, pues, ha de crear, ha de motivar, ha de encadenar nuevas consecuencias, nuevas realidades.

El análisis de la realidad es necesariamente mediante los signos lingüísticos o de las palabras. Esto nos obliga a que orientemos a la infancia a ir adquiriendo ese rico bagaje que significa poseer palabras y palabras y saberlas usar en el uso cotidiano del hogar, del trabajo, del estudio, de la investigación, en fin, en cualquier circunstancia del quehacer de la vida.

 

4.7 Aprovechemos de la tecnología

El mundo actual nos ofrece una tecnología sumamente avanzada que irá adquiriendo cada vez más preponderancia en nuestra actividad diaria. En la enseñanza, en el aprendizaje, la tecnología debe servirnos para propiciar el pensar y el accionar apropiado de una sociedad solidaria y de mutuo respeto de las ideas y de las formas de vida.

Que los inventos y los adelantos que nos la ciencia y la tecnología ingresen a las aulas y al hogar como amigos de desarrollo, para fortalecer nuestra ideal de ser humano y propiciar mejor entendimiento entre la familia, en el centro de trabajo, en la comunidad.

Por ejemplo, la computadora y la informática deben ser aliadas para despertar en la niñez y la juventud el dominio de la lengua y la expansión de la imaginación, incentivar la creatividad y la actitud científica y el hacer y el ser como elementos indesligables de la conducta humana.

 

4. 8 La calidad ¿cómo la vemos?

La calidad tiene que tener mucho de imaginación. La calidad puede reflejarse en la creatividad de la niñez y la juventud. La escritura y la lectura orientada a impulsar la imaginación han de dar resultado un producto que sea a su vez herramienta de desarrollo en este proceso del dominio de la lengua oral y de la escritura.

¿Qué factores intervendrían? Por supuesto el guía o mentor, el cual debe poseer los conocimientos pertinentes para generar en el infante o en el joven esa necesidad de volcarse a ser mejor, a ser exigente consigo mismo. Si es un espíritu que trae de por sí el mandato natural de la renovación del cambio. Son generaciones nuevas que tienen la obligación de traer algo nuevo. L a calidad tiene que descubrir ese filón, si no, en realidad, la calidad no existe.

 

V. ¿ES POSIBLE GESTAR LA LITERATURA INFANTIL CREADA POR LOS NIÑOS MISMOS?

Categóricamente la respuesta es afirmativa. Y nuestra respuesta es afirmativa, porque es producto de la observación y de la experiencia, y basada también en fundamentos psicosociales del desarrollo del niño, del púber y del adolescente.

 

5.1 CRITERIO DE LA CREACIÓN

Como hemos reseñado la literatura que leen los niños o ha provenido de la literatura general, o ha sido adaptada de la historia, o ha sido recogida de la tradición oral. Y mas aun, si el niño comienza a existir del siglo XIX. Lo que existe, de todas maneras, es literatura hecha por adultos para niños. Ahora que se viene incentivando nuevos paradigmas en el proceso educativo, es conveniente dar mayor importancia y hacer hincapié en el despertar de la creatividad del niño. No debemos olvidar que es la edad adecuada para que se proceda a este tipo de actividad de creación literaria, porque es la más acorde con la imaginación y necesidad que conocer el mundo, y darle contenido a la pregunta del ¿por qué?

Creemos que sería una actividad inédita contar en las aulas con material de lectura creado por los mismos alumnos; ello promovería que muchos más infantes incursionen en estos menesteres; pero no debemos olvidar que el objetivo además de tener literatura infantil hecha por niños, ésta va a contribuir a la lectura y a su comprensión, no sólo de los textos elaborados por ellos, sino de otros, tal vez mucho más complejos… Es un proceso integrador en muchos aspectos. Incluso va a integrar al docente a una nueva área, pues, tiene que involucrarse en el mundo de la creatividad literaria del niño.

 

5.2 CRITERIO DE LA SOCIABILIDAD

Si bien la creatividad literaria es individual, está dirigida al receptor o receptores. Tal vez el proceso de creación sea individual, pero la finalidad es social; nadie escribe para guardarse el escrito bajo siete llaves, ni para solazarse en un cuarto solitario. El escrito literario es para que lo conozcan otros. Es el mejor ejemplo de la socialización del individuo. Tiene el aprecio o rechazo del lector; por esa razón va a exigir el compromiso de calidad de parte del emisor o escritor.

Asimismo, la presentación de los trabajos realizados, al oyente, significa dar a conocer un punto de vista. Los personajes, el ambiente, las acciones, o los episodios, están planteando un punto de vista del autor; que, necesariamente tiene que tener una actitud o reflexión a favor o en contra de parte del receptor o lector. Esto va a dar a comprender al pequeño autor que las críticas son constructivas o destructivas, y ante ellas se debe tener una respuesta apropiada, que será reflejo de la cultura que se posea.

 

5.3 CRITERIO DEL VALOR

Todo escrito es parte de nuestro modo de ver las cosas. Somos producto de nuestra propia realidad. El lenguaje es el mejor agente para dar a conocer lo que somos. El hecho mismo de crear un texto literario constituye un valor en sí, pues nos ha hecho enfrentar a algo desconocido y hemos salido avante. Este triunfo ante la hoja en blanco debe dar solidez a nuestra confianza; mas debemos tener cuidado en no incentivar la vanidad.

Escribir es un valor que la sociedad protege. La cultura de los pueblos está escrita. La primera responsabilidad de la escritura fue dejar constancia de la historia, o del hacer y pensar del ser humano sobre la tierra y cómo fue creando su cultura, su civilización. Esa misión siendo ahora con mayor relevancia. De esa misión está formando parte el niño o niña que escribe su texto literario. Es parte de esa globalidad del espíritu creador de la humanidad.

 

5.4 ALGUNAS IDEAS

Existen y existirán muchas formas incentivar a los niños y niñas a escribir textos literarios. A continuación nos atrevemos a plantear, como prueba, determinados pasos.

 

Primer paso

Para incentivar la confianza y la autoconfianza.

1. Narrar un cuento que impacte la imaginación y el sentimiento de los pequeños oyentes.

2. Narrar otro cuento de tal manera que concite la atención del oyente, pero no terminar el desenlace.

3. Averiguar sobre la comprensión, luego el posible desenlace.

4. Consultar a los niños y niñas si tienen interés de producir relatos.

5. Traer un suceso que haya sucedido en la localidad y que les haya conmovido. Preguntarles sobre el suceso. Concitar el diálogo entre todos. Cimentar de esta manera la confianza en el relato.

6. Pedir a los niños y niñas que escriban lo que han relatado.

7. Recorrer las mesas, carpetas o lugares, donde están haciendo su relato, y animarlos con palabras de felicitación.

8. Recoger los trabajos. Tomar uno al azar y leerlo ante todos. Modificar o arreglar el relato con el fin de que cause impacto y confianza a los niños y niñas. Felicitar al autor. Hacer lo mismo con dos relatos más.

 

Segundo paso

1. Presentar a los pequeños narradores sus trabajos en un folleto. Que vean que están en blanco y negro, es decir, en un libro. Que lean ellos mismos sus relatos. Que los comenten.

2. Narrar otro cuento, de tal manera que ellos intervengan en el relato. La finalidad es dar confianza a los pequeños narradores; que se den cuenta que son imaginativos.

 

Tercer paso

1. Presentar a los pequeños narradores sus trabajos en blanco y negro. Que los lean y comenten. Leer uno ante todos y comentar favorablemente. Los relatos presentados como si fuera un librito, causan satisfacción, y da confianza.

2. Llevar breves comienzos de relatos para que el pequeño narrador lo complete-

 

Cuarto paso

1. Presentar a los narradores sus creaciones. Que los lean y comenten. Leer algunos ante todos. Comentar favorablemente.

2.-Llevar otros comienzos para su complementación.

 

Quinto paso

1. Entregar los trabajos para que los lean y comenten.

2. Proponer un tema para que desarrollen el relato.

 

Sexto paso

Preparar todos los trabajos, sin excepción, para editar un folleto, y luego presentarlo a los niños narradores.

A manera de colofón. Por supuesto, los pasos anteriores para lograr que los niños y niñas redacten son simplemente una referencia; no están cerrando la posibilidad de mejores estrategias, sino son un acercamiento al logro de la narración por los mismos lectores.

Consideramos que esta tarea efectuada por los niños y niñas, les va a ayudar a mejorar su proceso de redacción, y lo que es más importante, los va a preparar para la lectura y la comprensión correspondiente. Podemos decir: Escribo para leer; escribo para comprender lo que leo.

 

5.2 ¿QUIENES PUEDEN PROPONERSE ESTA TAREA?

Se considera que esta actividad de incentivar o motivar la creatividad de literatura infantil por los mismos niños, puede ejecutarla o llevarla a cabo el profesor de lengua y literatura o de comunicación, como suele llamarse hoy día. Y mejor resultado obtendría si el profesor tuviera alguna experiencia en el arte de narrar, haya escrito algunos cuentos, poesías.

Una cosa es enseñar a hablar y escribir bien la lengua, o simplemente enseñar algo sobre la oración y sus partes, y otra muy diferente es enseñar a escribir narraciones, es decir, INCENTIVAR A LA NIÑEZ A CREAR LITERATURA INFANTIL; lo que debe incentivar al docente a incursionar en este campo, que sin duda alguna ha de incrementar su autoestima, su creatividad y actitud profesional.

 

Víctor Arpasi Flores

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